La conmemoración de la muerte en
México adopta muchas formas, una de ellas es la ofrenda, para quienes sepan que
significa se trata de un recordatorio de alguna persona que ha fallecido,
añadiendo objetos cotidianos que se relacionan con aquel ser querido que tanto
extrañamos. Nostalgia pura. Al no tener seguridad propia el ser humano se afianza
de lo único que conoce que son los vestigios de los antepasados.
Este año me dieron ganas de ofrendar
muchas cosas que sé que no volverán en la misma forma que me encontraron en el
pasado. No se trata únicamente de personas, sino de sus creaciones y el
contexto en el que se situaban, aquellas generaciones extintas que solo podemos
recordar e incluso de conceptos no tengibles. Lo único contante es el cambio y puedo decir que no me asusta,
es verdad que la vida es una diarrea de información y no podemos
procesarlo todo, pero quise tomarme un momento para conmemorar un pasado
imposible de repetir, un pasado que probablemente no me tocó vivir pero que
ahora manosea mi presente y que por lo tanto no quiero ignorar.
Sangre ficticia
Dedicado a la juventud de mis padres, a la seguridad en mi país y a la violencia ficticia, Ahora la sangre no es falsa, El Santo no es el único que pelea y las películas solo son un retrato más de lo que vivimos diariamente. La ofrenda también esta dedicada a Maya Angelou, poeta y activista civil que murió en mayo de este año.
La buena onda
Keith Haring y el hip hop de los 90s, aquellas heroínas del dancefloor con múltiples talentos y un closet de ensueño, los shows old school y las canciones que sacan cara de baile <3. Papelitos que encontré en mi estuche de relaciones no culminadas. Flores de temporada casi tan coloridas como las bomber jackets de las chicas de TLC.
No hay comentarios:
Publicar un comentario